miércoles, 8 de diciembre de 2010

Prueba exclusiva Carabinas Colt calibre.22 LR: Amor a primera vista

 



No son la únicas carabinas del calibre .22 que reproducen armas militares, incluso han existido otras que recreaban el ya casi mítico fusil M-16. Sin embargo, sí son las primeras en exhibir en su estructura el potro rampante de Colt que durante décadas estuvo presente en esos fusiles americanos. Por supuesto las fábricas de armas buscan siempre nuevas alternativas, y esta vez la novedad puede que en más de uno funcione como un “flechazo”, como un amor a primera vista.
Texto:  Luis Pérez de León / Fotos: A. F. Pérez de León S.L.
* Este artículo incluye 30 imágenes con sus correspondientes comentarios en la edición impresa del número 327.
He dicho novedad al referirme a estas armas, pero no puede decirse que su imagen sea nada nuevo. Han transcurrido nada menos que cuarenta y cinco años desde que el Armalite AR-15, el entonces revolucionario y futurista fusil diseñado por Eugene Stoner, fuera aceptado bajo la denominación de M-16 por Gobierno Norteamericano para dotar a algunas unidades de sus Fuerzas Armadas, convirtiéndose no mucho después (ya en plena Guerra de Vietnam) en el arma básica de todos sus efectivos.

Como cualquier ingenio mecánico, el M-16 ha evolucionado a lo largo de los años en diferentes versiones y desde distintas marcas, incluso como arma reglamentaria, puesto que el Gobierno adquirió también en su día los derechos de producción, encargando durante muchos años su fabricación a una de las empresas más veteranas, famosas, y 100% norteamericanas como era Colt, pese a que diferentes avatares comerciales, industriales y laborales hicieran que esos fusiles fuesen producidos posteriormente por otras empresas. Sin embargo, el logotipo de la fábrica de New Haven, junto a su emblemático potro, quedaron indisolublemente ligados a la imagen y a la historia del no menos personalísimo fusil.

Whisky con cerveza: una buena idea


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La compañía Colt, hoy bajo la denominación de New Colt Holding Corporation, ha pasado por serias dificultades durante varios años, aunque hoy vuelve a pugnar por situarse en el siempre importante mercado norteamericano. Sin embargo, pienso que en sus objetivos actuales no figuraba crear varias versiones de carabinas del .22 basadas en su ilustre fusil, del que sí produce diversas variantes para el cartucho 5,56 mm.
El origen de nuestras protagonistas hay que buscarlo más bien en una destacable empresa alemana, fundada en 1972, que se ha hecho un importante hueco en un muy amplio ambiente relacionado las armas, y no sólo en Alemania, y que a lo largo de los años ha ido expandiendo su presencia, llegando incluso a adquirir importantes empresas, como por ejemplo la mundialmente famosa Carl Walther Waffenfabrik.

La compañía a la que me refiero es Umarex y sus productos, con diferentes marcas, abarcan desde las pistolas de defensa o tiro deportivo hasta las detonadoras (y de gas), que tienen un mercado extraordinario en numerosos países de Europa, las carabinas neumáticas, las armas de Co2, los complementos y un largo etcétera. La llaman “la reina de las réplicas” por las muchas que han realizado tras los pertinentes acuerdos con marcas de primera línea mundial (FN, Beretta, H&K, Smith & Wesson, etc.), y creo que sus directivos han demostrado un nuevo acierto en esta ocasión en la que esas “reproducciones” tienen como base unas armas extraordinariamente atractivas para innumerables aficionados en todo el mundo.

Por si fuera poco, Colt sólo ha puesto el nombre y el emblema (que era bien importante en este caso), mientras que todo lo relativo al diseño mecánico y su fabricación han corrido a cargo de la fábrica Walther en Alemania.

Eternamente joven


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La imagen y hasta los materiales del M-16 lo señalaron como un arma futurista en los días de su creación, pero seguramente ni el propio Stoner supondría entonces que iban a ser tantas las empresas que estarían pendientes de que las patentes expiraran para lanzarse a “re-inventar” sus propias versiones.
¿Recuerdan cuando hace unos años todos los coches parecían iguales, fuese cual fuese su marca? Al parecer era culpa de los diseños asistidos por ordenador, que “creaban” lo mejor según la técnica, la industria y los deseos de los clientes. Pues se demuestra que algo parecido le debe pasar con el M-16, porque demuestra estar más vigente que nunca. Ya verán que en esta misma revista les hablamos de una importante novedad de otra gran marca norteamericana (Ruger), y podrán comprobar algo tiene que ver con este “invento. Pero es que mientras redacto estas líneas tengo enfrente una escopeta rusa –y he dicho escopeta–, que existe sólo porque le han dado el aspecto de un M-16, y no es caso ahora de ni siquiera nombrar las distintas empresas que ofrecen sus variantes y evoluciones para ejércitos, policías, tiradores y cazadores.

Cuatro ases…del mismo palo


Puede que algo así pensaran los responsables de Umarex, pues no sólo iban a plantear una apuesta segura por el diseño de este arma, sino que se desdoblaba nada menos que en cuatro opciones diferentes, como para no defraudar ni dejar indiferente a ningún cliente potencial.
En las diferentes imágenes que ilustran estas líneas ya damos cumplida cuenta de cada una de esas versiones, en las que se demuestra la extraordinaria modularidad de este diseño, la misma que ha favorecido que exista una auténtica legión de fabricantes de complementos y accesorios para la multitud de variantes entre los “M-16” actuales.

Borchers, S.A., la importadora de Walther, entre otras muchas marcas, nos ha hecho llegar dos de estas armas (la M16 y la M4 Carbine OPS), con las que poder ofrecerles una suficiente información sobre su fabricación, acabado, funcionamiento, etc.

Desde que esta novedad se presentó en el Shot Show norteamericano del pasado enero (y se relanzó a bombo y platillo en la IWA de Nuremberg, que para algo Umarex y Walther son alemanas), todos los que tuvimos ocasión de manipularlas (“en seco”, por supuesto), coincidimos en reconocer el excelente trabajo que se había conseguido en estas reproducciones. Por supuesto que hay “cosas” que no funcionan como en el original, como la retenida del cierre o el empujador de éste en el costado derecho; incluso hay pasadores en el cajón de mecanismos que son figurados para acrecentar la imagen de un fusil real, pero la sensación general no es nada mala la primera vez que los tienes en las manos, y es algo que hasta se va acrecentando a medida que lo manejas, lo encaras y comienzas a… disfrutar, creo que es la palabra adecuada.

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Su publicidad americana habla de las ventajas para un entrenamiento táctico y válido pero mucho más económico para los usuarios profesionales en función de su munición, sin olvidar las que ofrece como “Super Plinker”, es decir, de pasárselo “Súper” tirándole a las latas. Pero en cualquier caso, pienso que una de sus principales bazas radica en que se puede poseer un excelente “sucedáneo” de un M-16 (en varias opciones, y con la marca Colt, no lo olvidemos), sin tener que pagar el alto precio de los “de verdad” –o casi, si hablamos de España, donde los tenemos que conseguir en .222 en vez de en .223–, y sin dejarte “una pasta” en cartuchos para darte alguna buena sesión en el polígono.
Los tiros no son lo mismo, no tienen el mismo alcance, ni siquiera el mismo sonido… pero en euros también hay una diferencia sustancial.

Ya ven que hay para todos los gustos, desde la versión más básica –aunque no reproduce en absoluto la original de los años sesenta, sino otras más recientes y que cuenta con la ventaja de un asa/alza separable para poder montar elementos ópticos–, hasta la más evolucionada en la que podremos instalar otros muchos complementos a gusto de cada uno.

Es importante señalar que los elementos que son metálicos en los “de verdad” lo son en éstos también, y aunque no conozco su composición exacta (y evidentemente no deben ser los mismos que los de las armas reglamentarias), sí ofrecen buen aspecto, tacto y terminación. Los plásticos, cada día más presentes en todas las armas, de todos los tipos, ofrecen la misma sensación, aunque mi principal crítica se centra en una pieza construida fundamentalmente con él, me refiero al cargador, y no porque no haya ya diferentes versiones de ellos para los 5,56 en material sintético, sino porque el de estas carabinas me parece un tanto desproporcionado. Su capacidad es nada menos que de 30 cartuchos para que el “goce” pueda prolongarse más sin recargar, pero creo que una opción de 20 –que de 10 sí los hay– hubiera quedado más adecuada a la realidad en proporciones. Me planteo incluso si no es una diferencia intencionada para que el arma aparezca algo distinta de las reales de mayor calibre y que “quien entienda un poco” sepa diferenciarlas inmediatamente.

Borchers nos envió las carabinas sin ningún manual de instrucciones, y es el momento de repetir que estas Colt se parecen a los M-16 sólo por fuera, porque por dentro y para desarmarlas la cuestión tiene poco que ver. Por ejemplo, si no lo sabes, se hace difícil adivinar que el desarme debe comenzar aflojando “la bocacha apagallamas”, para lo que seguramente necesitarás una llave muy, muy plana, que tampoco nos había llegado.



La construcción en el interior se presenta asimismo muy modular y con piezas bien realizadas. Por su parte, los gatillos demuestran obedecer una norma casi ineludible en las armas americanas (o destinadas a aquel mercado), porque son sensiblemente duros, por encima de los 3,5 Kg, y cuesta un tanto hacerte a ellos para intentar agrupar en el blanco.

Durante la prueba nos enfrentamos a una circunstancia curiosa e inesperada. Disparamos cartuchos Thunderbolt de alta velocidad) y Fiocchi de Stándar. Con los primeros las armas (las dos) funcionaron “a trompicones”, sin ni siquiera alimentar los cartuchos en la recámara a veces. Sin embargo, con los italianos disparamos 40 cartuchos en cada una registrándose tres y dos interrupciones, respectivamente, lo que puede entenderse como muy aceptable y más en armas totalmente nuevas.

Las Colt del .22 pueden regular su “funcionamiento” para adaptarse a cartuchos de distinta presión, pero eso de que los Thunderbolt no se alimentaran nos hace pensar más en un defecto de la munición que de las armas. Volveremos a probar y les diremos, porque la impresión general de estas carabinas es más que favorable en todo lo demás. •

Ficha técnica
• Origen: Alemania.
• Designación: Colt M16-22.
• Tipo de arma: Carabina semiautomática.
• Sistema de funcionamiento: Simple masa de inercia (Blow Back).
• Fabricante: Carl Walther Waffenfabrik. Ulm.
• Calibre: .22 Long Rifle.
• Capacidad de carga: cargadores para 10 y 30 cartuchos.
• Largo total: 1.110 mm (Rifle) y 875 la carabina con culata cerrada.
• Largo del cañón: 538 mm (Rifle) y 412
• Peso en vacío: 2.830 gr.
• Miras: Alza ajustable en altura y lateralidad. Punto de mira en altura.
• Importador: Borchers S.A.
• P.V.P.: 700 E. Aprox. (Julio 2009).