miércoles, 8 de diciembre de 2010

Escopetas policiales y militares (II)

En este segundo artículo veremos cuáles son los últimos modelos de escopetas tácticas aparecidas en el mercado en los últimos años y repasaremos algunos proyectos que mañana pueden convertirse en una realidad. Analizaremos también los usos complementarios que la escopeta ha tenido en manos de los profesionales, y más adelante examinaremos los diferentes tipos de municiones y complementos que se han diseñado para ella.
Texto: Juan Pablo Lasterra / Fotos: archivo autor, salvo indicadas
* Este artículo incluye 27 imágenes con sus correspondientes comentarios en la edición impresa del número 298.

 
Los 80 nos dejaron algunas interesantes fotografías en las que se muestra que los componentes de las fuerzas especiales seguían apreciando sobretodo los modelos de corredera. Así, de la fallida operación de rescate de los rehenes estadounidenses en Teherán (1980) existe una fotografía mostrando a uno de los miembros de la Delta Force en el momento de embarcar en uno de los aviones, escopeta en mano. En otra misión mucho menos conocida pero de notable ejecución y resultado, fuerzas especiales francesas liberaron a 23 gendarmes retenidos por independentistas canacos en Nueva Caledonia (1988) matando a 19 de los rebeldes. Los miembros del GIGN utilizaron de modo masivo en esta acción las Remington 870 y Beretta RS202-M1 cargadas con balas Brenneke, e incluso una semiautomática Remington 1100 con su culata y cañón recortados, pero conservando un cargador tubular de grandes dimensiones.

Llega la revolución italiana


1.jpg

Las dos siguientes escopetas italianas de las que les hablaremos sí que obtuvieron un decisivo éxito, influyendo rotundamente en el diseño de posteriores armas. La Franchi Special Purpose Automatic Shotgun (SPAS) 12, presentada en 1979 -y protagonista en el Nº 20 de ARMAS-, fue creada en su totalidad con las miras puestas en el mercado profesional. Los ingenieros italianos de Franchi dejaron aparte las imposibles exigencias de anteriores proyectos y se dedicaron a crear un modelo realista y versátil, que contaba además con una imponente presencia. La gran aportación consistía en la posibilidad de cambiar gracias a un selector, del tiro automático regulado por gases al “tiro a tiro” por la corredera, lo que posibilitaba poder disparar todo tipo de municiones, ya que las escopetas automáticas no podían disparar de modo cíclico los proyectiles antidisturbios porque la poca carga de pólvora de estos no generaba presión suficiente.

La culata contaba además con una pieza desmontable en forma de gancho, que permitía apoyar el brazo si la escopeta debía dispararse sólo con una mano. La SPAS 12 ya no se fabrica y su visión en manos de policías o militares no suele ser muy habitual. Varias de ellas aparecieron en manos de la recién creada Guardia Nacional croata durante la guerra que desintegró Yugoslavia. También se ha visto en alguna intervención del grupo antiterrorista galo GIGN. En España la siguen utilizando los policías antidisturbios de la UIP en algunos servicios de vigilancia y protección.

La SPAS 12 fue sucedida en 1983 por la 15, un modelo que nuevamente presentaba notables adelantos específicamente concebidos para su uso policial o militar, como un cargador de petaca de seis cartuchos y un asa de transporte. Tuvo y sigue teniendo una gran aceptación en muchas unidades de todo el mundo; fue adoptada hace menos de un lustro por el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) de nuestro Ejército del Aire, que hasta entonces, y según me relató un entonces capitán de la unidad, tenía en su armería un sólo ejemplar de la Fabarm SDASS… ¡precisamente de su propiedad! La unidad BBT de la Ertzaintza apareció en los años 90 en un noticiario televisivo con una SPAS 15 en el asalto a un piso supuestamente ocupado por integrantes de ETA. Portugal e Israel también la han adquirido en fechas recientes y sigue estando disponible en el catálogo de la casa italiana.

Señalemos asimismo que la rama “manual” de Franchi encontró también sus buenos compradores. Entre ellos destaca sobremanera nuestro país, donde la SPS 350 es la escopeta reglamentaria del Cuerpo Nacional de Policía. La UIP (que tiene también en servicio la Remington 870 con cargador tubular largo y culata abatible, el modelo ultracompacto Franchi PA3/215 y la SPAS 12) la utiliza para lanzar botes de humo y pelotas de goma. Este modelo es también el más utilizado por el GEO (que cuenta además con dos versiones de la Remington 870 y con la semiautomática H&K 512). Los Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza usan otras versiones de este arma como las PA8E e I, así como la Guardia Civil, cuyos GAR utilizan además la ultracompacta PA3 con un dispositivo lanzacabos y un acabado naranja brillante.
La segunda arma que creó auténtica “afición” entre los cuerpos de policía y militares de muy numerosos países fue la también italiana Benelli modelo M3 Super 90, que ofrece también la posibilidad de seleccionar el modo de disparo y un peso inferior a las Franchi de la serie SPAS. Además, existe la posibilidad de adquirir una versión de cañón más corto, llamada Entry. La variante M3T, además de esta opción de tamaño, tiene una culata que se abate sobre su parte superior, transformándose así en un asa de transporte. El último gran éxito de la firma ha sido su modelo M4 Super 90.

Benelli da de nuevo en el clavo




Como es notorio, el último gran éxito de Benelli ha sido la escopeta M4 Super 90, que fue creada para cumplir los requisitos del concurso estadounidense Joint Service Combat Shotgun Program, de 1997. Este programa conjunto fue llevado a cabo para seleccionar una escopeta semiautomática que reemplazase todos los modelos de corredera en servicio en los marines, el ejército, la armada, la fuerza aérea y los guardacostas. Los Marines fueron los encargados de llevar a cabo las pruebas, por lo que fueron también los primeros en poner en servicio la Benelli M4 Super 90, ganadora del concurso en 1999, con la nomenclatura de M1014. Durante estas pruebas, el arma disparó un total de 8.000 cartuchos sin una sola interrupción.

La M4 Super 90 es capaz de disparar sin necesidad de ajustes siete cartuchos cargados con postas militares estándar del 00, del 7 1/2 y del 9, balas únicas, así como postas comerciales. Tiene un alcance máximo efectivo comprendido entre los 40 y 50 metros con postas militares estándar del 00 y de 100 a 125 metros con balas. Cuenta con un sistema patentado de autorregulación de gases y de autolimpieza, que permite disparar cerca de 5.000 cartuchos sin efectuar una limpieza manual, aunque el fabricante recomienda ésta cada 500. La presión sobre el disparador se puede ajustar entre 2,5 y 3,25 kilos. Tiene tres sistemas de seguridad pasivos y uno manual. El botón de este último está sobredimensionado y es ambidextro. Los componentes metálicos del arma están protegidos por un acabado cromado, anodizado y parkerizado, por lo que son altamente resistentes a la corrosión. La corredera y las culatas fijas son de polímero, lo mismo que el pistolete, el cual está revestido a su vez de caucho.

La longitud de la M4 depende del tipo de culata y del cañón que se le aplique, dado que es un sistema modular que cuenta con dos modelos de culata fija (con y sin pistolete), una culata retráctil de aluminio, un cañón de 18 pulgadas y media y otro de 14 pulgadas y la posibilidad de instalar un cargador tubular corto de 5 cartuchos acorde con la longitud del cañón corto. Benelli recalca que la elección de un cargador tubular permite disparar siempre que haya un cartucho en su interior y sin necesidad de perder el blanco de vista, mientras que los modelos de cargador de petaca o tambor no ofrecen estas posibilidades en el momento de retirar estos para la recarga del arma. El brocal cuenta con un punto de soporte especialmente concebido para apoyar los tubos de carga rápida del tipo “speedloader”.

La M4 tiene miras ajustables de tipo “ghost ring” con puntos traseros y frontales de tritio para ayudar al tiro en condiciones de baja visibilidad. Todas ellas están protegidas por placas laterales de hierro. Un raíl Picatinny sobre el armazón permite integrar ópticas u otros elementos de ayuda al tiro. El cargador tubular también permite la fijación mediante anilla de linternas y punteros láser.

Además de los Marines y otros cuerpos militares y policiales estadounidenses, la M4 se encuentra en servicio al menos en: Alemania (unidades SEK policiales y KSK del ejército), Serbia (fuerzas especiales militares y gendarmería), Italia (NOCS de la policía), Francia (1er RPIMa), Israel (unidades antiterroristas militares y policiales), Grecia (Ministerio del Interior), Irak (unidad antiterrorista de la policía), Andorra (GIPA de la policía) y Noruega (unidades militares).

En Irak y Afganistán la M4 ha sido ampliamente utilizada por los soldados estadounidenses, tanto para reventar cerrojos como en combate a cortas distancias. Su distribución no ha llegado todavía a la totalidad de unidades participantes en el conflicto, por lo que hemos podido volver a ver en acción las Remington 870 y Mossberg 590, esta última en sus variantes Cruiser, Compact y estándar. Incluso alguna unidad de ingenieros ha tenido que recurrir a las Winchester 1200 puestas en servicio en los años 60. Por cierto, en enero de 2007 el Departamento de Defensa estadounidense comenzó a entregar de forma gratuita este último modelo a las unidades de policía que así lo requiriesen, dentro de un programa de ayudas que incluía también fusiles de asalto M16A1 y rifles M14. Todo esto prueba al menos dos cosas: que la escopeta sigue teniendo un nicho en el combate moderno, especialmente en zonas urbanas, y que los modelos de hace medio siglo siguen proporcionando un funcionamiento sencillo y seguro.

Europa y EE.UU.: de los 90 al presente




A finales de los 90 Mossberg sacó al mercado la semiautomática modelo 9200A1 Jungle Gun para satisfacer los requerimientos de los agentes de la DEA y de las unidades militares destacadas en Colombia. Con un retroceso bajo, sistema de seguridad ambidextro, acabado parkerizado y “tropicalizado” y posibilidad de adaptar una culata plegable, su capacidad de albergar tan sólo 5 cartuchos no hizo de ella el éxito que se esperaba, aunque recibió buenas críticas por parte de la prensa especializada. Más tarde, Mossberg puso a disposición de las agencias policiales la versión con disparador de doble acción (DA) de su modelo 590 en todas sus variantes.

En cuanto a Remington, sus últimas variaciones de corredera para el mercado profesional incluyen el sistema Modular Combat Shotgun (MCS) y la 7615P que no es sino una versión Police en calibre 5,56 OTAN de su popular rifle. La MCS parece haber atraído ya la atención de los Marines y la Air Force estadounidense y del Ministerio de Defensa israelí. Para más información sobre estos dos sistemas les invitamos a repasar el número 283 de ARMAS.

Valtro, Beretta, FN, Fabarm, Stoeger y Hatsan han creado en los últimos diez años modelos específicos para el mercado policial y militar. La familia PM5 de Valtro, de corredera, con cargador de petaca, diferentes cañones y culatas es usada al menos por: Portugal (Guardia Nacional Republicana), Francia (Marina y Policía Nacional), Venezuela (Guardia Nacional), Guatemala (Policía Nacional) y Argentina (Gendarmería). Las FN Police, de corredera y corte clásico, fueron adquiridas por la Policía Nacional gala.

La Infantería de Marina española utiliza el modelo Mariner de Fabarm. En cuanto a las semiautomáticas 1201FP de Beretta parece que no han encontrado muchos seguidores por el momento. Las escopetas tácticas turcas de Hatsan y Stoeger se ofrecen en el mercado como una alternativa de precio reducido a los modelos ofrecidos por las grandes marcas. Ello no quiere decir que no tengan calidad suficiente; de hecho, Stoeger forma parte del “emporio Beretta” y Hatsan exporta el 96% de sus productos a más de 60 países.

4.jpg

De Estados unidos salió la Crossfire Mk-1, un arma de tipo combo que cuenta con un cargador de 4 cartuchos del 12 y otro de 5 balas del 5,56 OTAN. Sendos cañones superpuestos permiten disparar alternativamente, y mediante el accionamiento manual de la corredera, todo tipo de municiones fabricadas para ellos. Pensada sobre todo para la policía y el mercado civil local, cuenta con varios raíles Picatinny y una estructura fabricada con materiales compuestos.

Tampoco parece haber despertado grandes pasiones.
En 1994 Calico probó sin suerte un prototipo de escopeta alimentada por un cargador helicoidal situado longitudinalmente sobre su armazón, de un modo semejante al de sus pistolas, subfusiles y carabinas, aunque el aparato tenía tales dimensiones y peso que el proyecto fue abandonado. Más interesante resulta la P12, una nueva propuesta de Halo Mfg, fabricante estadounidense especializado en complementos para el subfusil FN P90. La P12 está basada en el diseño del cargador del sistema belga, pero la alimentación se realiza de modo manual por corredera. El arma mide 680 cm de largo y con el cargador de 20 cartuchos lleno pesa 3,70 kg. Tiene una empuñadura delantera abatible, que es utilizada para accionar la corredera. Este modelo, todavía en fase de ensayos, es ambidextro.

Un paseo por el resto de continentes


La Truvelo Neostead sudafricana está todavía por encontrar el éxito que merece desde su puesta en producción en 2001. Accionada por corredera “a la inversa”, de tamaño compacto y con una capacidad de 13 cartuchos, este modelo fabricado en su mayor parte en polímero es único en su género, ya que la munición se reparte en dos cargadores, posibilitando llevar en ellos distintos tipos de cartuchos. Un selector permite utilizar uno u otro cargador o disparar alternativamente el contenido de ambos. Su peso es de cuatro kilos, ligeramente superior al peso medio. Ha sido adoptada de momento por unidades SEK alemanas y por fuerzas especiales sudafricanas.

De Rusia nos han llegado propuestas tan interesantes como difíciles de pronunciar son sus nombres. La TsNIItochmash KS-23 y su modelo sin culata y de cañón corto 23M disparan el calibre 6 de 23 mm de diámetro y fueron las primeras escopetas en las fuerzas de seguridad rusas. Las balas sólidas creadas para ellas son capaces de volar en pedazos el motor de un vehículo. El retroceso es también enorme, tanto que un visitante invitado por el fabricante a disparar la KS-23 perdió el puente de una muela al efectuar el primer disparo, e invitado a realizar un segundo tiro… ¡fue su mandíbula la que resulto fracturada!

Baikal, por su parte, cuenta con la Izh-81, un modelo de corredera de aspecto muy clásico pero alimentado por petaca de cinco cartuchos. Existe una versión ultracompacta, sin culata pero con pistolete, cuya corredera se ha cambiado por la empuñadura delantera de un subfusil H&K MP5K. La TOZ-194 del calibre 12/65, es un modelo de corredera que tiene la posibilidad de sustituir su culata por un pistolete. La Tula KBP TsKIB RM-96 tiene su cargador tubular colocado por encima del cañón, una corredera de accionamiento “a la inversa” y una culata plegable. La TsKIB SOO MTS255 tiene un diseño parecido a los revólveres-carabina del siglo XIX.

De todas las escopetas rusas la Saiga 12 es sin duda alguna la que más éxito ha tenido internacionalmente, tanto en el mercado profesional como en el civil. Por motivos de espacio les remito al número 275 de nuestra revista, donde encontrarán un amplio y muy interesante análisis sobre ella. China es otro país que ha entrado “tarde” en la fabricación de escopetas, pero que ha demostrado tener también buenas ideas propias. Además de las inevitables copias realizadas por Norinco de otras escopetas occidentales, nos llega la Guard KL12-1Z de Kuandian Shotgun Factory, modelo “bullpup” semiautomático alimentado por un cargador de 5 cartuchos. Una particularidad de esta arma, además de que es una versión del calibre 12 del fusil de asalto Norinco QBZ-95, es que se puede acoplar bajo su guardamanos un lanzagranadas monotiro de 40 mm, lo que la convierte en una temible arma de lucha en espacios cerrados. El modelo SPS-12 de Norinco se basa a su vez en la serie PM5 de Valtro, anteriormente mencionada.

Proyectos con futuro


Las compañía Knight’s Armament (KAC) acortó en los años 90 un ejemplar de la Remington 870 para acoplarla mediante un raíl Picattiny a la carabina M4, combinación que recibió el nombre de Masterkey. La culata desapareció por completo, el cañón se quedó en 10 pulgadas y su cargador en cuatro cartuchos. La idea era que el usuario contase con un arma capaz de desenvolverse tanto en distancias medias como cortas. Aunque este sistema no tuvo gran repercusión, en la actualidad se están evaluando dos proyectos herederos de esta propuesta. Además, la anteriormente mencionada Remington MCS también puede ser acoplada a la carabina M4.

Colt comenzó a desarrollar en 1999, partiendo de cero, el Ultra Lightweight Under-Barrel Lethal/Non-Lethal Shotgun System, proyecto que transfirió a C-More. Se trata de una escopeta con una petaca de cinco cartuchos que servirá para reventar puertas y para disparar todo tipo de cartuchos del 12. En octubre de 2003 los primeros 200 ejemplares de prueba fueron entregados a la 10th Mountain Division para cubrir una “necesidad operativa urgente” en Afganistán. Tras los comentarios positivos de esta unidad, el proyecto, que había pasado a tener la denominación oficial de XM26 Lightweight Shotgun System (LSS) incluyó una culata y una empuñadura, a fin de poder utilizar el arma de forma independiente. La XM26 LSS, más confortable a la hora de efectuar el disparo que la Masterkey, se arma mediante cerrojo ambidextro y pesa 1,22 kg en su versión acoplable y 3,80 en la independiente.

En 2003, el Idaho National Engineering and Environmental Laboratory (INEEL) recibió por medio del Departamento de Energía (DOE) la petición de elaborar un arma similar para ser acoplada a las carabinas Colt y subfusiles MP5 de una unidad antiterrorista federal. El fin del Integrated Braching Shotgun es el de ser utilizado para reventar cerrojos y bisagras en las entradas a domicilios. El prototipo diseñado hasta la fecha cuenta con el cargador de una Valtro PM5 y un ingenioso sistema de disparo que permite abrir fuego con la carabina y la escopeta a la vez.

Otro proyecto con un futuro prometedor es el de la Auto Assault 12 (AA-12) de Military Police Systems (MPS Inc.). Basada en el primer diseño de Atchisson de 1972 mencionado en el anterior capítulo, este arma dispara tan sólo en automático con una cadencia de 300 d/m. Su sistema de retroceso constante, basado en el de la ametralladora ligera Ultimax 100, hace innecesaria la opción de tiro semiautomático.

El fabricante asegura que un usuario bien entrenado puede llegar a dispararla tiro a tiro o ráfagas de dos tiros, e incluso en automático con una sola mano. Existen tres tipos de cargador para ella, uno de petaca con capacidad para ocho cartuchos y dos de tambor de 20 y 32 disparos, respectivamente. Asimismo, se puede elegir entre un cañón de 13 pulgadas u otro de 18, operación que se hace de forma rápida. La AA-12 ha sido instalada en un helicóptero sin piloto controlado a distancia, para evaluar la eficiencia de esta combinación en el control de perímetros. Asimismo ha sido probada con las municiones Frag-12 de las que hablaremos más adelante. Al parecer, los Marines y las fuerzas especiales militares de varios países están siguiendo muy de cerca las evoluciones de esta escopeta.

Un arma de usos complementarios


La escopeta es utilizada para mucho más que “limpiar” habitaciones o trincheras, reventar cerrojos y bisagras o disolver manifestaciones violentas. Las aplicaciones que podríamos llamar “complementarias” son muy diversas, tanto por parte de los militares como de los policías.

Los cartuchos que disparan balas (sobre los que hablaremos más tarde) han posibilitado la aparición de variantes de escopetas equipadas para efectuar tiros de precisión hasta una distancia de unos 100 m. Aunque este uso es muy limitado, pues hay armas más específicas, hemos podido ver a soldados israelíes disparando en las calles de los territorios ocupados con las Mossberg 695 de cerrojo. La unidad de intervención SPAT polaca también utiliza escopetas Mossberg 500 con mira telescópica y bípode para la destrucción de explosivos. El fabricante Scattergun Technologies cuenta por su parte con el modelo Urban Sniper, dotado de mira telescópica, culata modificada para asentar mejor la mejilla y bípode Harris. Y el catálogo de Benelli ofrece también una Nova preparada para el tiro de precisión.

Los robots utilizados por los artificieros para inspeccionar o reventar paquetes sospechosos solían llevar acoplada una escopeta semiautomática, normalmente de cañón largo, utilizada precisamente para la segunda función. En la actualidad se usa más el cañón de agua a presión. Otro uso más letal de estos robots se ha ensayado en Irak. Algunas unidades de ingenieros los han enviado para inspeccionar coches sospechosos de albergar terroristas suicidas. Se detiene el vehículo a una distancia prudencial y se envía al robot a comprobar si el conductor puede suponer una amenaza. La cámara y un altavoz permiten controlar a éste, al que se conmina a despojarse de sus ropas. Este mismo uso se puede aplicar al control de perímetros de seguridad.

El control de plagas es otra de las aplicaciones frecuentes de la escopeta. Los campos de cultivo de muchos estados de EE.UU. sufren cada año invasiones de roedores, a las que la policía y agencias civiles responden a base de disparos de escopeta. Otro uso parecido de la escopeta, combinado con el de halcones, lo hallamos en las bases aéreas militares, para evitar que las aves choquen contra los aviones que realizan maniobras de despegue o aterrizaje. Servicios como el de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil utilizan asimismo escopetas monotiro para disparar dardos tranquilizantes a animales de tamaño medio a fin de capturarlos con vida y sin peligro. Como señalamos en el número anterior, existen también varios complementos que permiten lanzar cabos a gran altura. Y, por supuesto, la escopeta es utilizada para competiciones deportivas, ¡donde los únicos que acaban malparados son los blancos de cartón o cerámica!

Las municiones letales


Las municiones que a lo largo del tiempo se han creado para las escopetas han sido las que mayores pasos han dado, por lo menos en cuanto a su variedad, permitido que la escopeta táctica siga siendo un arma versátil.
Los cartuchos utilizados durante la Primera Guerra Mundial estaban cargados con nueve postas del calibre 00, costumbre que fue seguida también por los estamentos encargados de velar por la ley y el orden. En la década de los años 60 del pasado siglo, las agencias policiales estadounidenses comenzaron a cambiar hacia las postas del nº4, creyendo que aumentarían no sólo el alcance, sino también la agrupación conseguida por cada disparo.

Pero pronto se dieron cuenta de que pese a que ambas expectativas se cumplían lo hacían a costa de la capacidad de penetración, y por tanto la posibilidad de neutralización del blanco disminuía. A corta distancia esos cartuchos eran efectivos, siempre que el sospechoso no estuviese en el interior de un vehículo, pues el cristal delantero hacía las veces de efectivo escudo. Se cambió entonces hacia postas del triple cero y balas, a la vez que surgía una notable y variopinta variedad de municiones y renacían conceptos olvidados en el tiempo por el desuso. Por una parte, algunos fabricantes introdujeron a comienzos de los años 80 postas basada en ina aleación de plomo y antimonio, muy pulidas y recubiertas con una capa el cobre, de manera que cada posta mantiene una trayectoria más recta, tiene menos propensión a la deformación al salir del cañón y una capacidad de penetración aumentada.

Como hemos dejado entrever anteriormente, las postas del doble y triple cero presentaban una mayor dispersión al alcanzar el blanco, por lo que la mayoría de los fabricantes han ideado sistemas para mantener alineados en fila los plomos al salir del cañón, normalmente recubriendo el interior del cartucho con un material ligero que envuelva la mencionada fila. También aparecieron para las de corredera proyectiles tanto de bala como de posta de bajo retroceso, gracias a una carga de pólvora reducida. •

El disparo que costó cuarenta millones de pesetas

El seguro de las escopetas debe estar puesto siempre que no se vaya a disparar con ella de forma inmediata, no debiendo haber un cartucho en la recámara. Recordemos el caso de la actriz española Paloma Hurtado, cuyo rostro sufrió una parálisis facial en octubre de 1993 al recibir el impacto de una sola de las postas disparadas accidentalmente por un agente de la policía nacional en servicio de vigilancia en la Brigada de Provincial de Documentación madrileña. Al resbalársele la Franchi, el agente intento detener la caída de ésta, apretando el gatillo involuntariamente.

Una de las postas se introdujo por el pómulo derecho de la actriz, recorrió la cara y se fue a alojar junto a la fosa nasal izquierda, desgarrando todos los tejidos que encontró a su paso. Otra segunda posta impactó en el perro de raza yorkshire enana que Paloma Hurtado llevaba a hombros en ese momento, matándolo instantáneamente. El incidente le costó cuarenta millones de pesetas al Ministerio del Interior en concepto de indemnizaciones y 75.000 pesetas, más el pago de las costas procesales, al agente, por una falta de imprudencia con resultado de lesiones y daños. Y tuvieron que darlo por bueno, ya que la acusación pedía más de 450 millones de pesetas.